martes, 20 de agosto de 2013

Los Martes y Yo : Entrenadores, Políticos y Críticos Literarios...


    
       Entrenadores de Fútbol hay en cada esquina... en cada casa...en cada bar. Allí donde se esté viendo un partido de fútbol habrá alguien que diga " ¡pero éste es tonto tiene que sacar a fulanito, menganito ha de estar en medio del campo!" "¡Dios, esto se solucionaría con puturrú de fuá en la portería!" . Ponga nombres de jugadores y díganme ¿QUIÉN NO HA OÍDO ESAS ASEVERACIONES ALGUNA VEZ?

        De verdad, a veces he llegado a pensar que vaya estupidez la de los equipos de fútbol de contratar entrenadores cuando tienen todos los del mundo sentados en las gradas, en el sillón de casa frente a la tele y con la radio encendida, porque" siempre son mejores los comentaristas", en la barra del bar. En fin, he llegado a creer que vivía en un país plagado de entrenadores de fútbol, igual entre todos han hecho fuerza y de ahí que La Roja últimamente está donde está.
 
      Otra de las profesiones que abundan en este país es la de político, porque todos sabemos arreglar los problemas del país. Todos sabemos lo que se tendría que hacer en cada situación. A todos se nos ocurren un millón de ideas mejores que al alcalde, ministro o presidente de turno. ¿Es o no es verdad? Ejem...no niego que en alguno de los casos no se tenga razón, je je je... pero no voy a señalar que es de mala educación. ¡Ufff...mejor no hablar de educación que hay cualquiera de nosotros lo haría mejor que cierto ministro!

       Pero, lo que me ha resultado curioso, es que de un tiempo a esta parte hay críticos literarios en todas partes. Curioso porque en la facultad eramos tanto en clase que el profesor se sabía nuestros nombres y apellidos, es más juraría que sabía nuestras direcciones, fechas de cumpleaños, tallas de zapatos....Éramos cuatro pelagatos que si pensamos pasar desapercibidos y no participar en clase, ja , era imposible.
 
     Como todo el mundo tengo mis gustos a la hora de leer. Hoy puedo leer a Kafka y mañana leer las viñetas de Mafalda.  Leer a Cervantes, Virginia Woolf, García Márquez, Benedetti pero también puedo leer a Marian Keyes, Sophie Kinsella....

      Para mí, cada momento tiene su lectura, como el entrar al cine a ver un tipo de película u otro. Me gusta disfrutar con un buen libro, con una buena historia que me haga pensar pero a veces sólo necesito desconectar y no ir más allá. 
 
     Tengo el defecto o la virtud de corregir los errores que veo escritos, probablemente,deformación profesional. Soy incapaz de escribir un WhatsApp con un millón de abreviaturas inventadas. Soy de esas personas que ponen siempre las tildes, las comas, los puntos, las mayúsculas y las minúsculas. Para unos seré una pedante por hacerlo, otros me darán las gracias por hacerme entender. Pero, eso no es lo importante. Lo que quiero decir es que estoy acostumbrada a leer lo que sería BUENA LITERATURA. A leer a los grandes. Leer a genios irrepetibles. He disfrutado de sus libros, con unos más que otros porque Kafka puede ser un genio pero no es recomendable para desconectar en vacaciones y disfrutar un rato de la lectura en la playa.
 
       Hay escritores que nacen con estrella. Con suerte. Están donde deben estar en el momento adecuado. Avalados por una campaña de marketing increíble. Sus libros llegan a nosotros y los compramos gracias a una buena portada, una buena contraportada,  unas estupendas reseñas sobre el libro. Los críticos llegan y te dice que eso no es literatura, que no sabe lo que es una metáfora y tú te lo crees o no. Lo lees. Decides si te gusta o no. Incluso puedes permitirte el lujo de comenzarlo y no acabarlo. 
 
    Eso me pasó hace muchos años con El Péndulo de Foucault de Umberto Ecco. Fuí incapaz de terminarlo, de hecho, no llegué a la mitad. Y eso no me había pasado nunca. Pero, lo importante es que fuí yo la que decidió que no lo terminaba. Cuando me han preguntado por el libro nunca he dicho que fuera malo sólo que he sido incapaz de terminarlo. Al fin y al cabo, no podía juzgarlo por el número de páginas leídas. Sin embargo, hoy por hoy, hay mucha gente que juzga un libro por oídas, por lo que alguien le ha dicho.

     Hablo de las famosas Cincuenta Sombras de Grey. Obviamente, nunca será Nobel de Literatura pero no todos los libros, ni todos los escritores lo son. Yo comencé a leerlo hace poco. Ya llegó un punto que me picó la curiosidad y hace no mucho alguien me dijo como era capaz de leerlo. A ver soy de las que se leen las botellas de champú si no entro un libro al baño, ¿por qué no iba a leerlo?

    Para criticar primero hay que leer. De oídas no vale, el profe siempre te va a pillar si copias la opinión de alguien. Las sombritas pueden estar mejor o peor escritas pero consiguen una cosa, que te evadas de la situación actual. Eso es un buen motivo para leer lo que sea.  Así que señores primero lean, vean la película y luego den su opinión pero no juzguen un libro por el forro, como a ninguna nos gusta que nos juzguen por nuestra apariencia...

Besitos avainillados
      


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